SAN ALONSO RODRÍGUEZ

Nace en Segovia, España, en 1531. Con 26 años, contrae matrimonio y fruto de dicha unión nacen sus tres hijos. Aun con dificultades económicas, Alonso es un hombre feliz y agradecido a Dios por su familia. Sin embargo, la vida le tendría reservadas algunas de las pruebas más duras para un hombre y padre. Su hija fallece muy pronto. También uno de sus hijos. Al poco tiempo, en 1561 fallece su esposa. Con apenas 30 años, Alonso queda viudo y con un hijo pequeño a quién cuidar, que al poco tiempo también fallece. Alonso es un hombre desolado y la pena es inmensa. El dolor puede llevarlo a la desesperación. Todo muere en la vida de Alonso Rodríguez, pero al mismo tiempo todo empieza de nuevo. Es la respuesta de un hombre llamado a ser santo. Nace en Alonso el deseo de consagrarse a Dios, y hacerlo a través de la Compañía de Jesús. No fue fácil para Alonso ingresar en la Compañía. Impedimentos de edad –contaba con 40 años cuando solicitó su admisión-, su salud era delicada y su educación no era suficiente para el sacerdocio. Finalmente, con la ayuda de Dios y el provincial de los jesuitas que desoyendo la opinión de otros, lo aceptó y admitió, comienza la experiencia Jesuita de Alonso Rodríguez. En 1571 inicia su nueva vida como Hermano coadjutor y empieza su noviciado. Se le encomienda su tarea como portero del colegio Montesión. Y durante 46 años de su vida se dedicó por entero a esta tarea. Fue persona que vivió cada día la presencia de Dios, viendo en todas las personas el reflejo de nuestro Señor, hasta el punto que su frase preferida, al abrir la puerta a quien fuere era esta: «Ya voy señor«. Fue inspirador de otros grandes, como Pedro Claver, el que emprendió su misión en las Indias inspirado por las conversaciones que mantuvo con Alonso. Aparentemente, a los ojos del mundo de hoy, sería un portero dedicado a sus tareas propias. Pero Alonso se convirtió en una persona de referencia, un hombre santo. Desde lejos venían personas solo para entrevistarse con él y solicitarle opinión. Todos conocieron, respetaron, admiraron y veneraron al hermano Alonso. Fue persona que inspiró a muchos otros. Hombre llamado a la santidad, que antes los reveses de la vida, dio una respuesta diferente. San Alonso dejó varias obras escritas, entre ellas “Memorias autobiográficas”, redactadas entre 1604 y 1616. También escribió sobre temas de ascética y mística, dos dimensiones espirituales que se dieron continuamente en su vida. Destacó siempre por su humildad, su gran amor a la Virgen María y su seguimiento e imitación de Jesucristo. San Alonso fallece bajo fuertes dolores el 31 de octubre de 1617. Es patrono de los Hermanos Coadjutores y en Mallorca se le venera como su Patrono principal. Fue canonizado en 1888 por León XIII.

Museo de San Alonso (Colegio Nra. Sra. de Montesión – Palma)